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Noticias de Bomberos Voluntarios de Olavarría

Viernes, 26 Agosto 2022 517

“Apagamos un incendio con los pies” - Segmento de entrevistas a Bomberos de Olavarría

Mi primera salida no fue en un autobomba, fue en una camioneta Ford que teníamos antes. Ibamos tres personas. A cargo de la dotación estaba Marcelo Menchaca, en ese momento Sub-oficial, Juan Andrich y yo. Era un incendio de pasto en un terreno, y al ir con la camioneta y sin un autobomba cargado con agua, nos tocó apagar el incendio con los pies.

Así comenzaba esta entrevista enmarcada en el Segmento de Entrevistas a Bomberos de Olavarría, en donde dialogamos con el Sub-comandante retirado Marcelo Hugo Rodríguez. Hace años que Hugo, colecciona recortes de diarios locales, todos referidos a bomberos. A través de esas notas y fotos es que recordamos su paso por la asociación y los momentos que lo marcaron a él como bombero.

¿Qué recordás de tu paso por la institución en los años 80?

Bomberilmente soy conocido como “Huguito”. Entré con 15 años a la asociación, y había un cuartelero mayor que yo –antiguamente los cuarteleros eran hombres mayores- que se llamaba igual. Por ende yo pase a ser Huguito, y ahí quedo el apodo hasta el día de hoy. El que me dice Huguito, es porque me conoce de bomberos.

Como los menores nunca pueden ir a los siniestros, sinó que realizan tareas dentro del cuartel, cuando había alguna salida tocaba hacer limpieza o mandados. Me acuerdo de escuchar sobre los incendios desde el cuartel, pero viviendolos como si estuviera en persona.

Viví todo mi paso por la asociación aca en el cuartel de Av. Colón. Cuando ingresé se estaban construyendo, entre 1987 y 1988, las habitaciones y toda la parte superior del mismo.

¿Cómo fueron tus primeras experiencias en salidas y siniestros?

Mi primera salida no fue en un autobomba, fue en una camioneta Ford que teníamos antes. Ibamos tres personas. A cargo de la dotación estaba Marcelo Menchaca como Sub-oficial en ese entonces, Juan Andrich y yo. Era un incendio de pasto en un terreno, y al ir con la camioneta y sin un autobomba cargada con agua, nos tocó apagar el incendio con los pies.

También tengo registro del primer accidente al que fui. En la esquina de Chacabuco y Av. Del Valle había ocurrido un choque. Llamaron a bomberos y justo yo estaba ahí. Me tocó ver como actuaron, como venían, que hacían, todo. Esa noche fue la única que no dormí. Por la gravedad del accidente me quedó marcado.

Después de eso trate de tomarme todas las salidas con un poco más de frialdad. Porque si en ese momento te pones a pensar en la victima, es decir, en la persona a la que se le incendió una casa o tuvo algún tipo de accidente, te largas a llorar.

Muchos bomberos hablan de un equipo de fútbol en el cuartel. ¿Qué tenés para contar sobre eso?

Teníamos un equipo de fútbol con los bomberos. Jugábamos todos los sábados a la tarde. Veníamos acá a lavar los camiones, limpiar y ordenar, para luego ir a jugar al Prado Español. Ese era el campito nuestro. Los domingos se hacían partidos con diferentes entidades de la localidad. ¡¡¡Éramos malísimos lo único, pura pinta!!! Pero lo pasábamos tan bien.

¿Qué diferencias encontrás entre el antes y el ahora del cuartel?

Cuando nos ibamos todos, no quedaba nadie en el cuartel. Entonces se empezaron a utilizar las guardias nocturnas, entre 1991 y 1992. Las guardias nocturnas antiguamente eran solo los sábados a la noche. Hoy ya son todos los días, las 24hs.

También cambió la forma de comunicarnos. Antes nos contactabamos por radio llamado, un aparato que iba en la cintura. Llamaban a la central y automáticamente comenzaba a sonar, te comunicaban lo básico de la salida y vos, donde sea que estuvieras, te ibas para el cuartel.

¿Tenés alguna anécdota con tus compañeros que siempre recuerden?

Me estaba acordando de un incendio al que fui en Iturregui, un campo bastante alejado de la ciudad. Enrique Novoa a cargo, Mario Baldo y yo ibamos en la Unidad Nº3, colgados atrás, con una hora y media de viaje. En un momento, del cansancio, nos pasamos a la parte superior de la unidad y nos dormimos ahí mismo, arriba de la chapa. Cuando llegábamos de los incendios parecíamos una milanesa, todos llenos de tierra.

Hoy en día es claramente un peligro, pero en su momento nosotros nos divertíamos. Era lo más lindo ir colgado atrás. Pasabas con la autobomba y la sirena sonando, vos colgado atrás, no había uno que no mirara. Estabamos ahí con una sensación de “yo soy parte de esto”.

Si pudiera elegir, elegiría ser bombero de nuevo claramente, pero haría las cosas diferentes. A veces uno siente tanta pasión por esto que hace que se te olvide que hay una vida más allá del ser bombero. Lo vuelvo a elegir hoy y siempre, pero me gustaría tomarmelo con más calma.